Diác. Nemesio

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Nemesio Aucauyauri Fuentes

Diácono permanente de Satipo

¿Cómo nace esta hermosa vocación de hablarles a las gentes de la Palabra de Dios?

Es gracias a mis padres que me han sabido inculcar estos valores. Después en Oventeni aprendí un poco más con las Madres Franciscanas y ahora, en Satipo, con los misioneros. Soy Catequista Rural llevo la Palabra de Dios hasta los  últimos rincones de nuestra jurisdicción. Allá  donde  realmente la gente necesita y siente hambre de Dios,  allí es donde un animador cristiano debe estar para ayudar tanto a los adultos como a los niños y jóvenes inculcándoles los valores cristianos. Gracias a los hermanos Sacerdotes y Obispo que me dan esa confianza, estoy muy contento gracias a Dios. Recuerdo a muchos de ellos, me faltaría tiempo para nombrar a sacerdotes y religiosas, por ejemplo al Padre Daniel Córdova, de la Escuela de ESER de San Ramón. De ellos he recibido mi educación cristiana.

¿Trabajas desde hace muchos años?

Si, me acuerdo mucho de la animación que nos hacía Monseñor Uriarte en mi tierra Oventeni; yo era niño en ese tiempo.  También conocí al Monseñor Maestu.  Cuando  llegaban a Oventeni  el pueblo se reunía para recibirles. Mis padres me cuentan que, había mucha alegría por la presencia de los misioneros  en esa zona, era como un día de feriado, el pueblo se congregaba. Trabajé catequizando con Monseñor Julio Ojeda, y ahora me siento contento  con el Monseñor Gerardo.  Por eso pongo toda mi vida y voluntad en el trabajo y será hasta que Dios me llame.  Me siento listo para entregar mi espíritu al Señor,  por quien sigo trabajando con el mismo entusiasmo.

¿Con cuánto tiempo de anticipación preparan  las salidas a la zona rural de Satipo?

A fines de cada año preparamos un plan de visitas. Atendemos a más de cien comunidades, incluyendo a los que están muy alejados. Hicimos largas caminatas junto con el Padre Mario Brown y Erasmo Curi, el otro catequista. Hacemos catequesis para niños y adultos enseñándoles los valores cristianos, llevándoles la Palabra de Dios. No podemos abandonar a los pueblos. Los pobladores se sienten contentos,  todos los pueblos son muy creyentes, si por algún motivo no llegamos a visitarlos, van a la Parroquia reclamando nuestra presencia. Muchos católicos viven en medio de hermanos separados, pero eso no importa. Les decimos que los pueblos vivan unidos, como hermanos cristianos, como hijos de un solo Padre.

¿Qué predicas e esas gentes?

Valores cristianos que nos inspiran los Evangelios. Nuestros temas favoritos son, por ejemplo, el Buen Samaritano, el Hijo Pródigo, la primera comunidad cristiana, la ayuda  mutua… Les repetimos a menudo que Jesús nos dice en los Evangelios: Ámense unos a los otros, así como yo les he amado. Qué bonito es vivir cuando nos amamos, cuando nos respetamos, nos queremos unos a los otros, compartimos la alegría y también la tristeza, todo.

Les hablo de la Palabra de Dios aplicada a la realidad donde viven.  Les presento las parábolas, tratando de acercarlos a su realidad, sacando una enseñanza para su vida, respetando la cultura Asháninka. Bueno,  trato de compartir sus trabajos, sus costumbres, su lengua y digo: ¡gracias a Dios por tanta bendición! De igual manera con los pueblos donde sólo hablan Quechua. Trato de trabajar como quiere cada pueblo.

¿En la zona urbana que trabajos realizas?

Bueno, preparo a los adultos para el Bautizo, Eucaristía,  a las parejas que van a contraer matrimonio, bueno,  siempre estoy ocupado, en la casa cumplo con la obligación de papá, viendo a mis hijos, etc. El trabajo catequístico lo hago por vocación,  siento entusiasmo por la Palabra de Dios. Estoy a tiempo completo. Los hermanos sacerdotes siempre me han alcanzado los medios económicos, por lo que me siento muy agradecido. Tengo lo suficiente para comer, para educar a mis hijos y todo lo necesario, yo me siento contento por la generosidad de lo que me dan mis hermanos los sacerdotes, no me importa mucho que si tengo plata o no, Dios provee, es verdad, cada día trae sus propios  problemas.

Se te ve muy feliz cuando manifiestas que sirves a Dios.

Así es mi hermano, esa fe es la que debemos tener porque Dios está siempre con nosotros. Debemos saber trabajar para mantener esa fe y poder irradiar esa fe. Debemos comprender y amar a nuestro prójimo y esforzamos por hacer siempre un bien. Un día que no salgo al campo a predicar la Palabra de Dios, siento que no he cumplido con mi Creador. Me da mucha alegría es estar al lado de mis hermanos del campo hablando la Palabra de Dios con los jóvenes y adultos. En ese momento me olvido de mis preocupaciones y angustias,  me siento sano en el momento de servir a los demás. Muchas gracias por esta entrevista. Adelante con mucha fe y esfuerzo para seguir construyendo el Reino de Dios.

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